Por qué es tan especial el Masaje Tailandés?
En este artículo queremos explicar por qué el masaje Tailandés con aceite nos parece tan especial y por qué recomendamos experimentarlo.
Tenía un artículo escrito sobre el masaje Tailandés, sus orígenes, su finalidad… todo muy científico y analítico, con datos… esa tarde me colé en la cabina de mi masajista Tailandesa (nativa) cuando tuve un hueco… fue entonces cuando me di cuenta de lo insulso de mi artículo. Intentaré describir las sensaciones que me produjo el masaje Tailandés con aceite.
Nada más comenzar con el tacto en los pies ya empiezas a relajarte, continúa subiendo por las piernas y con el peso de su cuerpo vas notando la presión, notas como tu cuerpo se recoloca. Continúan las presiones y tu cuerpo se va relajando y corrigiendo la posición. Después de este proceso comienza el masaje Tailandés con aceite y notas como sus manos expertas van deslizándose por tu piel y va parando en puntos estratégicos, causando ese dolor placentero en los puntos contracturados, la presión, la que tu pidas, ni más ni menos, ella te va preguntando.
La masajista irá a tu ritmo, si no quieres dolor será un masaje lento y suave (Masaje Balinés), si necesitas que elimine las contracturas presionará con fuerza (Masaje Tailandés), ahí está la parte terapéutica, al salir notarás como tus puntos cargados se han relajado y sientes tu cuerpo más ligero. Esos dolorcillos que tenemos constantemente en cuello, en espalda, por estrés, cansancio ¿te suenan? pues han desaparecido, eso sí, al día siguiente tendrás la espalda ligeramente dolorida y eso es señal de que el masaje ha hecho su efecto.
Durante el masaje, hubo un momento boca abajo en el que noté el peso de mi cuerpo sobre la camilla con mi cuerpo abandonado, como en una de esas siestas de verano, en el que el tiempo se para. Lograr desconectar, que el tiempo deje de correr, misión casi imposible cuando vives en Madrid y en un momento mi masajista Tailandesa lo ha conseguido.
Para finalizar nos retira el aceite sobrante con una toalla caliente y como punto final perfecto, un masaje de cabeza, sobretodo cuando la masajista sabe perfectamente donde presionar.
Placer, dolor, relax, al salir, estás en un estado de zen en el que no eres ni capaz de hablar con claridad, así he visto salir a mis clientes y así he salido yo ¡objetivo conseguido!